El Popocatépetl es uno de los volcanes más peligrosos en el mundo. Imagen: Cenapred
Alrededor del mundo no son pocas las personas que distinguen la alta peligrosidad del volcán Popocatépetl por su constante actividad y porque más de 25 millones de personas viven cerca de él.
De acuerdo con un documento elaborado por el Centro Nacional de Prevención de Desastres, a través de la Dirección de Investigación y titulado “Historia de la Actividad del volcán Popocatépetl, 17 años de erupciones”, el volcán tuvo 70 años de inactividad pero reinició el 21 de diciembre de 1994.
Historia de la actividad del Popocatépetl
Este ilustrativo texto de Cenapred, señala que en julio de 1987 el Instituto de Ingeniería de la UNAM instaló la estación sísmica Altzomoni y el Instituto de Geofísica de la misma universidad instaló la estación Tlamacas en septiembre de 1989.
Y, casualmente, de forma gradual comenzó la actividad volcánica a finales de 1992 e inicios de 1993. Por ello se determinó colocar la primera estación sísmica telemétrica del Cenapred el 14 de octubre de 1994.
Fue el 21 de diciembre de 1994 que Don Goyo despertó y después de 70 años en calma emitió ceniza, hecho que provocó incertidumbre y alarma entre la población de la época.
La evidencia confirmó que se abrió una boca cerca de la pared oriental del cráter. Los años venideros fue constante la actividad. El 8 de enero de 1995 hubo una erupción de ceniza “juvenil”. En 1996 se observó el crecimiento del domo; en junio de 1997 también hubo erupción y la ceniza alcanzó grandes distancias; en noviembre de 1998 hubo varias erupciones impresionantes; en 1999 hubo más y más erupciones.
El 2000 no dejó de impresionar pues hubo más erupciones que destruyeron el llamado décimo domo. Para 2001, en enero, los flujos del volcán removieron 1 millón de metros cúbicos de hielo en las faldas del volcán, fue uno de los episodios más asombrosos.
De ahí en adelante no ha cesado el llamado Don Goyo y aunque sus enormes fumarolas, impactantes explosiones y lanzamiento de materiales incandescentes son a todas luces riesgosos, la población de comunidades aledañas como Santiago Xalitzintla, San Nicolas de los Ranchos y otras más mantienen la calma y se resisten a las evacuaciones convocadas en distintos años aún cuando se distingue un aumento de actividad.
Los investigadores han determinado que las regiones más vulnerables ante una eventual erupción son Estado de México, Puebla, Morelos, Ciudad de México e incluso Tlaxcala. Dieciocho comunidades ubicadas en estos sitios corren riesgos.
