Altagracia, la pastora callejera. Foto: Cuacolandia
Elena Larrea falleció el pasado 19 de marzo de 2024 a causa de una trombosis pulmonar pero, sin duda, su legado como activista animalista trascenderá gracias a historias tan sorprendentes y conmovedoras como la de Altagracia, una perra pastora que vive en Cuacolandia y que fue rescatada literalmente del caño.
A través de sus redes sociales, Elena consignó cómo hace más de un año sacó a Altagracia y sus cinco cachorros de un ducto, los llevó a Cuacolandia donde les dieron un baño, les practicaron desparasitación y esterilización, y los alimentaron.
Los pequeños perritos fueron dados en adopción pero Altagracia se quedó al lado de Elena, creando un vínculo único que cada que la veía parecía que le sonreía y le brincaba de inmediato.
La inteligencia de esta perra mestiza le permitió aprender las rutinas de los caballos, de forma que pronto se convirtió en la pastora del rebaño. Con ladridos le indica el momento en que deben meterse a sus establos o alerta cuando alguna situación está fuera de orden.
“La gente dice compré mi perro pastor carísimo porque trabaja con caballos. Les presento a Altagracia mi perra callejera que saqué del caño. Tiene alrededor de un año con nosotros y pueden ver que nos ayuda con las labores del rancho. No recibió ningún tipo de entrenamiento y aún así pastorea a los caballos”, narró Elena Larrea en uno de sus últimos videos en TikTok.
Altagracia en sus labores de pastoreo. Foto: Cuacolandia
Altagracia y otras historias de éxito
Altagracia es uno de tantos animalitos rescatados por Elena, que se han ganado un lugar especial en Cuacolandia, tal como Igor, el burrito mulato miniatura que se ha hecho viral en las últimas horas por la forma en que lloró al percibir la ausencia de la joven modelo, o Lucha, la burrita decomisada en Atizapán a la que le organizó un burro shower porque estaba preñada.
Por todas estas anécdotas un cuestionamiento constante ha sido qué va a pasar con todas las especies que la influencer había salvado del abandono, el abuso o el maltrato.
Afortunadamente Cuacolandia Puebla aclaró en un comunicado que seguirá con el legado de Elena, esforzándose por darle una vida digna a todos los habitantes del rancho.
Aunque el gobierno de Puebla hizo el ofrecimiento de resguardar a los equinos, lo cierto es que desde la óptica de las asociaciones civiles no es una buena señal que las autoridades intervengan en un trabajo que se mantuvo desde la sociedad y que, desafortunadamente, en algunos casos de maltrato hubo omisiones por parte del Estado.
Se estima que Elena salvó a más de 300 cuacos en los últimos cinco años, gracias a su compromiso con la defensa de los derechos de los animales y la genial idea de fundar un santuario dedicado especialmente a equinos y mulares víctimas de explotación laboral, maltrato o abuso.
Impulsó un esquema de donaciones que le permitió ir solventando los gastos de alimentación y mantenimiento de sus caballos, asimismo a través del modelaje y contenido en plataformas digitales sacó adelante su proyecto, pese a la dura crisis económica postpandemia que atravesó.
La muerte de Elena Larrea, reportada el 20 de marzo de 2024, provocó una gran conmoción entre la sociedad de Puebla y todo México pues su destacada labor impactó en muchas personas y círculos.
Hoy hay demasiadas condolencias en redes sociales de activistas, asociaciones y hasta actores políticos por la sentida pérdida de Larrea.
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